Cuando hablamos de vida nos referimos al alimento, protección, adaptabilidad y progreso. Todo eso es vivir para nuestro cerebro reptiliano y hará lo necesario para que la existencia no tome riesgos. Este cerebro reptiliano no contempla las emociones de incomodidad o angustia como algo negativo y modificable, sino que por el contrario lee los bioquímicos que producen esas emociones como óptimos para sostener los programas de supervivencia grabados.
Desde nuestra más tierna vida intrauterina nos estamos programando con ciertos bioquímicos que van a ser los que nuestro cerebro reptiliano va a pujar por conservar. La gestación es el estado celular en el que vamos recibiendo el alimento que nos hará crecer hasta alcanzar el progreso necesario que nos permita salir a la vida. Es durante ese tiempo que experimentamos la abundancia de la vida, la perfección, el equilibrio entre alimento, protección, adaptabilidad y progreso.
Todo lo percibido por mamá en ese estado de gestación será grabado como vida. Es decir que si mamá sufrió una pérdida de un ser querido, tuvo problemas de salud, se preocupó por la economía del hogar, se peleó con la familia, se siente abandonada etc….el feto cargará esas emociones como vida y cuando llegue a su estado de adultez (o mucho antes) siempre estará replicando esas emociones que le dieron la vida. El vínculo con la economía será un aspecto más para recrear las emociones de fábrica. Es muy común lograr estados de felicidad que duren muy poco tiempo y sostener, con o sin motivos concretos, estados de estrés que nos llevan a la depresión, el enojo o la tristeza.
Por ejemplo conseguir un trabajo deseado y al poco tiempo entrar en la incomodidad por los compañeros de trabajo o la presión del jefe.
Muchas veces reconocemos el autoboicot pero por más que le pongamos atención terminamos cediendo al programa de supervivencia y volvemos a entrar en la rueda de hámster de correr sin avanzar, tal como lo marca el automático del cerebro reptiliano que va a usar todas las creencias limitantes grabadas en el cuerpo mental para cumplir objetivamente con su función: preservar la existencia.
Salir de la rueda de hámster es un registro celular que debemos crear, incorporar y alimentar desafiando nuestra propia naturaleza. La biodecodificación es en este sentido la herramienta de traducción del lenguaje biológico que nos tiene corriendo en la rueda. Con técnicas de programación neurolingüística, meditación creativa, hipnosis, regresión, psicomagia etc. los programas se van hackeando igual que sucede con las computadoras, que dicho sea de paso funcionan igual que nuestro cerebro.
En cada célula llevamos las memorias de toda la humanidad; las vivencias de todo nuestro árbol ancestral y las propias. Tomando las riendas de nuestra vida podemos organizar los registros que ya no queremos usar como supervivencia y archivarlos para dar el ok a nuevas creencias, programas y emociones que nos permitan vivir felices, exitosos y en armonía. Cambiar nuestro paradigma de existencia es un desafío para valientes cuyo registro de alimento, protección, adaptabilidad y progreso sea más ambicioso y acorde a los tiempos que corren.